Ángeles González-Sinde estrena ‘El comensal’, basada en la novela de Gabriela Ybarra

Ángeles González-Sinde estrena ‘El comensal’, basada en la novela de Gabriela Ybarra






Partiendo de la muerte de su madre por un cáncer en 2011 y del secuestro y asesinato de su abuelo, el político y empresario Javier Ybarra, por parte de ETA en 1977, Gabriela Ybarra (Vizcaya, 1983) publicó en 2015 El comensal (Caballo de Troya), una novela sobre las consecuencias del terrorismo que lleva 11 ediciones, recibió el premio Euskadi de Literatura 2016 y fue finalista en los premios Man Booker International Awards.

Ahora Ángeles González-Sinde (Madrid, 1965) lleva al cine esta historia en una película protagonizada por Susana Abaitua, Ginés García Millán, Adriana Ozores y Fernando Oyagüez, que cuenta con la participación de RTVE y que llega a los cines este 27 de mayo. Hemos hablado con los seis.

González-Sinde nos comenta por qué ha querido adaptar esta novela: “Primero porque es una novela que me atrapó. Y si voy a tener que trabajar dos años en una historia, releyéndola, analizándola, desmenuzándola… tiene que ser algo que me guste mucho. Y que me permita contagiar mi entusiasmo al equipo”.

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“Aparte de eso –añade la directora-, el libro de Gabriela toca temas que me son familiares, que tienen que ver con mi propia biografía… no solo porque yo he vivido desde pequeña con la existencia de ETA, sino también por el tema de la pérdida. Y sobre todo esa manera en que la novela enlaza lo íntimo y familiar con lo político y social, que es muy difícil de conseguir. Pesamos que estamos al margen y que podemos refugiarnos en las paredes de nuestra casa y que lo político no va con nosotros. Pero está condicionando la manera de relacionarnos y de sentir respecto a ciertos asuntos”.

Y es que habla del terrorismo desde un ámbito muy íntimo –añade-. Siempre estamos entre las paredes de una casa sin mostrar la parte más pública, más política o de investigación policíaca. Y también habla sobre esa transmisión de la memoria, de cómo interpretamos esos hechos 40 años después. Porque, aunque pensemos que están enterrados bajo tierra, siguen palpitando en distintas generaciones de una familia”.

“Eso es lo que más me interesaba. que habla de la familia –continúa-,. Es una novela que explora las relaciones entre padre e hijo, entre madre e hija y entre padre e hija. Y también habla de cómo hacerse adulto de golpe, como le pasa al joven Fernando que, de la noche a la mañana se tiene que convertir en padre de familia en medio de una situación durísima, el secuestro de su padre. La historia tenía muchísimos elementos que me tocaban mucho”.

“Finalmente –concluye la directora-, la película habla de cómo también hay belleza en la oscuridad. Y cómo nos podemos enfrentar al duelo de dos formas muy distintas: poniéndonos unas orejeras y tirando para adelante, sin mirar atrás, que es lo que hace el padre; o embarcarte en proyectos nuevos y, como hace el personaje de la hija, averiguar cúal es esa carga que arrastras, reordenar su contenido, aprovechar lo que es útil y seguir adelante con nuevas emociones”.

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Dos formas de afrontar el terrorismo

Como comenta González-Sinde, El Comensal es el relato en primera persona de dos formas distintas de afrontar las consecuencias de 40 años de terrorismo: mirándolo de cara o bien callando para sobrevivir. La historia comienza cuando Iciar (Susana Abaitua) pierde a su madre por un cáncer fulminante. A partir de esta inesperada pérdida tomará conciencia del trágico secuestro y asesinato de su abuelo, al que nunca conoció, a manos de ETA en 1977. Ante la negativa de Fernando (Ginés García Millán), su padre, de hablar del asunto, se embarcará en una búsqueda por reconstruir los tensos días del secuestro cuarenta años atrás. Gracias a su esfuerzo por sacar a la luz la memoria familiar, su padre y ella se reencontrarán en una nueva manera de mirar al pasado para vivir el futuro.

Gabriela Ybarra nos comenta lo que ha sentido al ver una historia tan personal en el cine: “Es muy emocionante porque nunca pensé que lo que escribí en la soledad de mi habitación pudiera llegar tan lejos. Ni siquiera pensaba que mi libro pudiera publicarse. Pero la película no es una copia del libro, es casi complementaria. Una de las primeras decisiones que tomamos fue que los personajes tuvieran un nombre distinto para distanciarnos del original y, sobre todo, de los personajes reales. Ángeles lo ha reinterpretado y hecho suyo y también me ha impresionado la forma que tienen los actores de crear los personajes”.

“A veces me cuesta reconocerme en la película –continúa la escritora-, pero lo importante es que me llega como espectadora. Confieso que las veces que la he visto he llorado, sobre todo la primera vez. Mi hermana también se emocionó. Y mi padre no sabemos si la ha visto porque necesita su espacio, pero nos pidió un enlace. Supongo que necesita tiempo y espacio”.

Gabriela confiesa que escribir esta novela fue fundamental para ella: “Creo que escribir sobre ciertos temas delicados hace que sean más asumibles. Parece que adquieren un orden y eso te da cierta calma. En mi caso, escribir la novela me ayudó a abrir un canal de comunicación con mi padre, que igual estaba más, pues más tapado. Además, la sociedad en la que vivíamos no propiciaba que se hablase sobre terrorismo. Y ese silencio social se trasladaba a los hogares. Por eso pienso que el libro abrió un canal de comunicación entre nosotros”.

“Pienso que es muy sano hablar sobre estas cosas -añade-. El tema del terrorismo no se termina con dos, tres, ni cuatro novelas o películas. Creo que cuantas más surjan, habrá más puntos de vista y tendremos más herramientas para entenderlo y superarlo. Lo bonito que tienen la literatura el cine es que puede conectar mejor con la gente y ayudarla a entender la complejidad de ciertos temas”.

RTVE.es estrena una featurette de ‘El comensal’, la nueva película de Ángeles González-Sinde

Gabriela Ybarra: “Quiero ser la dueña de mi historia”

Otro de los temas importantes de la película es el duelo, del que nos habla Ángeles González-Sinde: “Estamos hechos para resistir y para superarlo. Y no una sola pérdida sino varias ausencias y pérdidas. A veces no tiene que ser una persona lo que pierdes y te impacta. También puedes perder un trabajo, un modo de vida, o te separas, lo que hace que tu vida dé un vuelco. Cada uno lo capeamos como podemos pero creo que lo que siempre nos ayuda es tender la mano a los otros y dejar que nos ayuden. Y eso es lo que el padre no ha conseguido hacer, porque en el momento del secuestro su familia no encontró ninguna ayuda. Sin embargo, en el momento actual, que es en el que vivimos nosotros, si puedes intentar conectar con otras personas que han pasado por cosas parecidas y que te ofrecen una forma de reengancharte a la vida”.

“Lo que me ha dado cuenta es de que cada familia digiere este tipo de experiencias fuertes como buenamente puede –asegura Gabriela-. Hay gente que necesita compartir ese dolor, por eso existen las organizaciones de víctimas. Y hay otras personas, como yo, que buscan las soluciones en su interior. Muchas veces pienso que otros decidieron mi destino por mí, los asesinos y otra gente, por eso ahora quiero ser la dueña de mi historia. Como espectadora me gusta ver otras películas que me ayudan a comprender mejor mi experiencia, pero a nivel personal no necesito amigos que hayan pasado por trances similares”.

Hablando de historias y de literatura, quizá os sorprenda que en la película haya tantos libros y tantas referencias literarias. “Era importante y para mí creo que me he quedado escasa, porque me hubiera gustado que hubiera muchos más libros –asegura González-Sinde-. Padre, madre e hija, e incluso el abuelo asesinado, son grandes lectores y eso es algo que también les conecta; y que les sirve para sobrellevar esas situaciones difíciles. Para mí la lectura y la música han sido la terapia que me calmaba en muchas situaciones de duelo, que me hacían sentir acompañada y reconfortada. Por eso en la película hay tantos libros, porque la literatura también nos salva”.

Tras el inesperado éxito de El comensal, preguntamos a Gabriela si va seguir escribiendo historias autobiográficas o se volcará en la ficción: “Ahora estoy escribiendo un híbrido de realidad y ficción que incluye elementos sobrenaturales. Quiero seguir tirando de algunos hilos que no terminé de explorar en El Comensal”.

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Hemos querido preguntar a Ángeles González-Sinde, como guionista, directora, exministra de Cultura y expresidenta de la Academia de Cine, qué opina sobre la polémica de la nueva Ley Audiovisual que extiende las ayudas a las películas y series de grandes plataformas y que ha causado las protestas de los productores independientes. “Creo que tienen razón. Los productores independientes son fundamentales porque una cinematografía, para ser significativa, tiene que ser muy variada y muy diversa. Tiene que haber películas grandes que nos gustan a todos, a mí la primera, pero es fundamental que haya otras películas que nazcan de iniciativas más personales y artesanales, que detecten el talento de otra manera”.

No puede haber un ecosistema de cine en el que solo haya grandes productoras que, además, muchas veces están sometidas a unos controles muy exhaustivos por sus centrales en otros continentes -añade-. Es fundamental que haya todo tipo de películas y con todas las visiones posibles, porque es lo que hace posible retratar un país y de un momento histórico. Lo que sabemos de Italia o Estados Unidos muchas veces es a través de las películas. Por eso nos interesa tener un patrimonio cultural muy diverso y que nos represente a todos. Además de que eso nos da más oportunidades de impactar fuera de nuestras fronteras”.

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Susana Abaitua: “El comensal me ayudó a comunicarme con mi familia”

Susana Abaitua, que interpreta a Icíar, nos comenta que El Comensal le ha ayudado a comunicarse con su familia. “Aparte del sufrimiento del terrorismo, que está ahí, la novela me enamoró por la manera de Gabriela de hablar de la pérdida, de esa falta de comunicación familiar, de ese silencio. Incluso me ayudó a mí también a comunicarme con mi familia, porque sentí la necesidad de hablar con mi padre, con mis abuelos… Y fue en ese momento cuando yo entendí ese viaje de Gabriela, porque me quedé con ganas de saber más sobre lo que había pasado en el País Vasco y sobre mi propia familia. También me emociona esa humildad y esa sencillez a la hora de hablar del duelo y de cómo gestionar la pérdida, ya sea por el terrorismo, en el caso del padre, o por un cáncer, en el caso de la madre”.

Por cierto, que la novela se centraba más en la relación de Gabriela con su madre mientras que en la película cobra más importancia la relación con el padre. “Creo que es un cambio lógico –asegura-. Ángeles ha hecho una adaptación maravillosa y, aunque yo he usado mucho la novela, incluso en los rodajes, al final tenía que centrarme en el guion. Pero creo que esa relación de Icíar con su madre está presente en cada secuencia de la película. Y esa ausencia hace que ese padre y esa hija hablen mucho más y que ella pueda saber lo que necesita para poder asumir que, con la muerte de su madre, se convierte de golpe en una mujer”.

“Y es que –añade la actriz-, le toca ayudar a su padre sin darse cuenta de que ella también está viviendo un duelo, está teniendo sus dudas… Hasta que esa ansiedad la va socavando, de una manera inconsciente, y se da cuenta de que necesita respuestas para cerrar heridas y seguir adelante. Si la madre hubiese estado ahí, quizá ese viaje no hubiese pasado, porque ella ya cargaba ella con ese peso. Siento como que ella carga con el peso y lo transforma en pluma. También es muy bonito ver cómo Gabriela retrata eso en la novela: cómo, cuando la madre se va, te quedas con la imagen de esa mujer gracias a la forma tan bonita que tiene de describir a su madre. Ese algo que Adriana ha sabido retratar tan bien porque transmite mucha luz”.

Todavía está reciente el gran éxito de la miniserie Patria, que adaptaba la novela de Fernando Aramburu y en la que Susana también interpretaba un destacado papel. “Creo que, aunque hablen del terrorismo, son historias muy diferentes. Antes no se podía hablar sobre ello, por razones evidentes como el duelo y la necesidad del silencio, pero ahora hay una necesidad. La gente quiere contar cosas y saber cosas. Por eso tenemos Patria, tenemos Maixabel y tenemos El comensal. Y habrá muchos más puntos de vista que mostrar. Por ejemplo, Patria habla de la relación de dos familias y El Comensal se centra en los miembros de una sola familia”.

Hoy empieza todo 2 – El comensal con Ángeles González y Gabriela Ybarra – 24/05/2022

Adriana Ozores: “Hay algo muy vulnerable en la mirada de Adela”

Adriana Ozores interpreta a Adela, la madre de Icíar, cuya muerte hará que la joven se interese por el pasado familiar. “Es un personaje fundamental –asegura la actriz- porque no hay nada explícito y está todo implícito. Pero toda la película es así. En el caso de la madre, por ejemplo, yo hice una cosa que no estaba planeada, y es que esa mamá está todo el rato mirando a esa hija. Y en esa mirada hay algo muy vulnerable que no se cuenta. En esa mirada, en cómo necesita coger a esa niña y cómo necesita mirarla, está la vulnerabilidad de la madre, aunque no se vea”.

Además, Adela ha estado décadas amando a ese marido que nunca ha superado el asesinato de su padre. “Si, esa mujer ha sido la posibilidad de vivir de ese hombre y de llevar adelante ese trauma más allá de él y de su historia personal particular, hasta todo lo que puede marcar eso en una sociedad, en tu país. Esa mujer que aporta tanto, sin adornos, yo creo que es una luchadora silenciosa. Y de ahí su encanto”.

Por eso, la actriz también destaca su forma que tiene su personaje de afrontar la muerte: “La afronta con naturalidad y con la tranquilidad de saber que deja a una hija completa en el sentido de que tiene toda la vida por delante. Y con la confianza de que todo ese amor que ha generado les ayudará a superar el tránsito de su ausencia”.

Adriana asegura que, para superar cualquier herida es fundamental hablar sobre ello: “Es absolutamente necesario. Los secretos son nefastos y pueden pasar mil generaciones, que si un secreto se mantiene en una familia o en un país, va a hacer mucha pupa al final. A lo mejor en un primer momento no se puede hablar sobre ello, pero luego hay que discutirlo, porque si no, nos hará daño generación tras generación”.





Imagen del rodaje de ‘El comensal’

Ginés García Millán y Fernando Oyagüez, dos actores para un mismo personaje

Ginés García Millán y el joven Fernando Oyagüez interpretan a Fernando, el mismo personaje con cuarenta años de diferencia. “Yo tenía mucha curiosidad, porque nunca me había pasado esto de interpretar al mismo personaje que otro actor en la misma película –confiesa Ginés-. Pero disfruté mucho de ensayar con Fernando, me pareció un actor con mucha sensibilidad y una mirada muy especial. Reconozco que al principio pensé que no nos parecíamos físicamente, pero luego descubrí que, en algún lugar interior nuestro, sí que nos parecemos. Esa es la magia del cine y la actuación, lograr que parezcamos el mismo personaje con más de 30 años de diferencia”.

Esta es la primera película de Fernando, que destaca la ayuda de Andrés: “Me ha acogido y he compartido ensayos con él, aunque en la película obviamente no compartamos escenas. Pero su apoyo ha sido fundamental porque me transmitió tranquilidad y me propuso que disfrutara de mi trabajo y que no intentara imitarle ni nada parecido. Tenía toda la razón. Pero luego, con esa magia del cine, resulta que suceden cosas asombrosas. Un día hice un gesto y me dijeron: “Es fenomenal porque Ginés hizo lo mismo ayer”. Esa es la magia que conseguimos ensayando juntos y que permite dar esa continuidad en el tiempo”.

Fernando nos cuenta cómo es el personaje en su juventud y cómo le cambia ese secuestro: “Estamos hablando del mismo personaje, pero en dos momentos completamente distintos de su vida marcados por la tragedia. Yo le interpreto de joven, cuando es un joven periodista, miembro de una familia acomodada. Es un joven sensible que vive con su padre y sus hermanos en una familia en la que falta la figura materna. Y, de repente, despierta a una realidad completamente distinta cuando le sacan de la cama con un fusil y secuestran a su padre. Creo que un Fernando anterior a ese momento y otro posterior, cuando Fernando se tenga que encargar de intentar solucionar un problema tan gordo como el secuestro de su padre y, a la vez, intentar proteger a sus hermanos pequeños”.

Cuarenta años después Fernando se vuelve a enfrentar a la pérdida con la muerte de su mujer. “Yo creo que actúa o se defiende en la vida según las circunstancias que le toca vivir –añade Guillén-. La muerte de su padre lo cambió por completo porque se quedó solo y no consiguió el dinero para su rescate, lo que fue una enseñanza de vida brutal. Tuvo que tomar las riendas de su familia y eligió el silencio para proteger a los suyos y poder seguir adelante. Y eso marcó su forma de ser para siempre. Me parece un personaje muy interesante porque, aparte de su aspereza o de su manera, a veces brusca, es un personaje con mucha sensibilidad. Y aunque la relación con su hija sea complicada, tiene un profundo amor a su familia, la necesita para poder seguir adelante”.

Pero eso cambiará cuando su hija le pide que resucite ese doloroso pasado: “Si –comenta Ginés-, la hija se lo exige, quiere saber de dónde viene todo ese dolor. En un momento dado le pide que se lo cuente y él contesta: “Nosotros no somos como esa gente que cuenta su vida en televisión. Somos de otra manera”. Pero al final tendrá que enfrentarse a lo que su hija le demanda. Creo que ya hemos pasado una época muy oscura y es momento de cerrar heridas y pienso que es que es lo que cuenta Gabriela en la novela, que es un libro para curar, para sanar, para cerrar heridas… eso es lo que hace que esta relación padre-hija sea tan interesante”.

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“No os preocupéis, lo peor que me pueden hacer es pegarme dos tiros”

En cuanto al Fernando del pasado, tendrá que convertirse, de repente en un padre para sus hermanos: “Y además con la referencia de su propio padre –nos comenta Fernando-. Hay una frase tremenda en la película, que fue real, y que dijo el padre en el momento en que lo secuestraron. Se dirigió a sus hijos y les dijo: “No os preocupéis, lo peor que me pueden hacer es pegarme dos tiros”. Esa frase expresa una filosofía de vida. Cuando lo secuestraron él solo se llevó un rosario, la Biblia y un inhalador que necesitaba. Era un hombre profundamente religioso y afrontaba la vida con ese estoicismo y con esa religiosidad extrema. Yo creo que Fernando entiende que esa es una forma, no solo de entender la vida, sino de proteger a tu familia, tu entorno. Y por eso él tampoco cae nunca en el dramatismo”.

Ginés añade que: “Hay algo muy importante en la manera en que él se enfrentó a esta situación tan terrible, y es esa última carta de su padre, en la que les dice que perdona a sus verdugos. Creo que dice mucho sobre esa herida que ha estado ahí durante muchos años para todos. Pienso que, si esta película aporta un granito de arena para cerrar esa herida, sería genial. Ojalá que se cerraran todas las heridas en este país, desde la guerra civil, y pudiéramos reconciliarnos y avanzar juntos en vez de seguir tirándonos piedras los unos a los otros, como siempre”.

Algo con lo que Fernando está de acuerdo: “Creo que la realidad, al final, lleva un poco la contraria el personaje de Fernando, porque cuando su hija le dice que quiere escribir la historia familiar él contesta que no va a servir para nada. Pero yo creo que escribir esa historia es fundamental. Yo viví los últimos años de ETA y creo que en esta vida es muy importante expresar, liberar, sanar, compartir…. Y que la gente tenga necesidad de comunicar esto, que lo haga de una forma constructiva, que lo comparta, que haya un diálogo, que otros puedan disfrutarlo, que se puedan emocionar, que se puedan inspirar, que puedan conocer… Eso es fundamental para que no repitamos siempre la misma historia. Porque cambiarán los personajes, cambiará la narrativa, pero la esencia siempre estará ahí. Lo fundamental es reconocernos como seres humanos, con nuestros errores, nuestros dolores, nuestras alegrías, nuestras diferencias y nuestra vulnerabilidad. Creo que eso es parte de nosotros”.

“Los conflictos siempre han estado ahí –concluye Fernando-, y han nutrido las historias de la literatura, el cine…Yo creo que hay gente que destruye y gente que construye. Y que los artistas estamos ahí para construir y para transmitir una serie de emociones que la gente reciba e interprete para sacar sus propias conclusiones”.

Fuente: www.rtve.es