Díaz y Abascal juegan sus cartas para mejorar su posición dentro de su bloque
Ni Sumar ni Vox aparecen como los actores principales en la trama de la investidura. O mejor dicho, de las investiduras. Pero los dos son imprescindibles para el discurrir de los planes de su aliado mayor. Los 33 diputados de Santiago Abascal eran imprescindibles para que Alberto Núñez Feijóo pudiese ser designado por el Rey. Mientras que los 31 escaños de Sumar serán también necesarios para armar la mayoría que persigue Pedro Sánchez . Por mucho que sus apoyos puedan darse por hecho, ambos han trabajado esta semanas por hacer valer su posición y apuntarse hitos durante el camino. Vox ha logrado completar el mapa de poder autonómico , en el que se normaliza la coalición entre su partido y el PP. A la vez que ha conseguido reconocimiento público a su función como socio por parte del presidente del Partido Popular. Mientras, Yolanda Díaz ha podido abrir debates que luego se han antojado imprescindibles como el de las lenguas cooficiales o la amnistía. Vox Abascal prioriza el cierre del mapa autonómico en una tregua con el PP Tras dos mociones de censura en la anterior legislatura en las que Vox recibió el voto en contra del PP en la primera, con Pablo Casado todavía al frente del PP, y la abstención en la segunda, ya con Alberto Núñez Feijóo en la séptima planta de Génova 13, en la investidura del presidente del PP, la formación de Santiago Abascal votará a favor. Noticia Relacionada estandar Si Un pacto in extremis: López Miras accedió a la coalición a cambio de no entregar las consejerías más ideológicas Víctor Ruiz de Almirón El PP accedió a la coalición pero evitó ceder áreas como Educación o Cultura, además de Agricultura En Vox destacan cómo esos episodios sirven para entender la forma en la que entiende cada uno de los actores la relación entre ambos. Vox asume que la suma con el PP es el horizonte claro de su proyecto. Y defiende la coalición como mejor fórmula. El PP, en cambio, trabajan por limitar esa asociación . Santiago Abascal ha aprovechado que para el PP era fundamental poder ir a la investidura para lograr en el camino clarificar cuestiones pendientes. Sin sus 33 votos comprometidos Feijóo no habría podido recibir la designación del Rey. En este proceso tuvo lugar una conversación entre Abascal y Feijóo en la que el presidente de Vox reclamó que el PP tenía que abandonar su estrategia de distanciamiento y puntuales reproches hacia Vox. Y que debía reconocerlo como su aliado principal. Los dos visitaron al Rey tras esa conversación. Pero cada uno solemnizó su parte en las comparecencias posteriores a dichas audiencias. Vox utiliza este trance para expresar su lealtad con el PP, mientras dice que no siente la misma reciprocidad. Esa «nueva etapa» alumbrada en la conversación con Núñez Feijóo ha servido para desbloquear también el Gobierno de la Región de Murcia . Abascal y su núcleo más cercano se encargaron de hacer llegar el mensaje de que no iban a renunciar a tener resencia en el Gobierno en una de las regiones en los que tienen una base social y electoral más fuerte. Una repetición electoral precisamente en un feudo tan proclive a la derecha habría sido negativo en mitad de este proceso de investidura. Abascal lo sabía y ha movido sus piezas para lograr dos cosas que anhelaba: cerrar el mapa autonómico y tener reconocimiento por parte del PP. Sumar Díaz intenta hacer valer sus puentes con Puigdemont y abrir camino al PSOE El escenario tras el 23J ha sido esencialmente bueno para Sumar, la amalgama de fuerzas, incluida Podemos, que lidera Yolanda Díaz, con 31 escaños en el nuevo Congreso, donde es la cuarta fuerza del Hemiciclo. Fundamentalmente porque reeditar la coalición de izquierdas con el PSOE es posible, aunque a los variopintos aliados de ese Gabinete haya que sumar ahora al hueso más duro de roer, Junts per Catalunya. Con esa formación la vicepresidenta segunda ha iniciado contactos «al más alto nivel», como blasonan fuentes de su dirección, y eso sólo puede llevar a Waterloo (Bélgica), allí donde reside el expresidente catalán y prófugo de la Justicia española, Carles Puigdemont , cuyo apoyo es ahora imprescindible para que Díaz siga en el poder. Para ello, la nueva líder del espacio a la izquierda de los socialistas ha tenido que echar mano, paradojas de la política, del anteriormente defenestrado Jaume Asens, el ínclito dirigente de los comunes que ejerció como presidente del Grupo Confederal de Unidas Podemos en el Congreso la pasada legislatura. Alguien con una antigua y estrecha relación con Puigdemont y que siempre se ha situado en el ala más próxima a los independentistas dentro de la formación de la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Asens es el emisario declarado de Díaz para negociar con Puigdemont , y su misión es convencerle del proyecto sobre el encaje legal de la amnistía en el que ya trabajan una veintena de juristas afines a Sumar, como ha expresado en más de una ocasión el nuevo hombre fuerte de la dirección de ese partido, Ernest Urtasun. Tanto este último como Asens están convencidos de que la amnistía es posible, pese a los múltiples expertos que se están pronunciando en contra. Asens, incluso, ha dicho que se podría aplicar con la Ley de Enjuiciamiento Criminal en la mano. Con el acercamiento a Puigdemont, Díaz trata de allanar el camino al PSOE haciendo valer sus puentes con el independentismo, bastante mermados los dos últimos años con la otra formación del espacio separatista, y en principio la más afín ideológicamente, que no es otra que ERC. El rechazo de los republicanos a principios de 2022 a la reforma laboral, el gran proyecto de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, y su enconado enfrentamiento público y privado entonces con el portavoz en Madrid de esa formación, Gabriel Rufián, ha dejado heridas difíciles de restañar. De momento Sumar ya le ha prestado dos diputados para que, pese a no cumplir con los requisitos, los de Oriol Junqueras puedan mantener un grupo propio en el Congreso, en una maniobra idéntica a la que el PSOE ha realizado con Junts, con la oposición del PP. Fuentes de Sumar explican sobre la amnistía en sí que «en Derecho cabe todo». Y sobre la aproximación a las fuerzas del separatismo admiten que no es fácil, pero ponen en valor el «paso» dado por Junts a mediados de agosto al votar a favor de la presidenta del Congreso, Francina Armengol. Algo que se hizo a cambio de utilizar las lenguas cooficiales en la actividad parlamentaria. Un camino que abrió la propia Díaz el 2 de agosto, cuando en una comparecencia veraniega en Bayona (Pontevedra) abogó por permitir el gallego, el catalán y el euskera como forma de admitir la «plurinacionalidad».