Esta ciudad de arte y dragones es una joya europea eclipsada

Esta ciudad de arte y dragones es una joya europea eclipsada



Ajena al turismo de masas, la capital eslovena, ubicada en el centro del país y rodeada por los Alpes Julianos, es una gran desconocida, una joya eclipsada por otras grandes urbes europeas –como aquellas con las que comparte frontera: Italia, Austria, Hungría y Croacia– que una vez se descubre pasa a ocupar un lugar destacado en el álbum de fotos de todo viajero. Por su belleza arquitectónica, su gran ambiente, sus pintorescos paisajes y su historia –en la que hay cabida hasta para seres mitológicos–, Liubliana es un destino en la lista de imprescindibles bonito en cualquier época del año.


Vista aérea de Liubliana


bobo

Según cuenta la leyenda, esta ciudad fue fundada por el héroe griego Jasón, quien lideró la expedición de los Argonautas en busca del Vellocino de Oro a través del Mar Negro, el Danubio y el Sava hasta alcanzar la fuente de nacimiento del río Ljubljanica, no sin antes acabar con el dragón que se escondía alrededor de esta última parada. Desde entonces, esta criatura está presente no solo en su bandera, sino también en las tapas de las alcantarillas, la torre del castillo y en el mítico Puente de los dragones, una construcción de estilo art nouveau de 1901 presidida por cuatro estatuas, dos en cada extremo, y uno de sus monumentos más destacados.

Lo cierto es que más allá de orígenes fantásticos, en su entramado de calles adoquinadas se respiran siglos de historia que van desde la herencia de la ciudad romana de Emona –construida a finales del siglo I a.C. en estas tierras–, hasta el legado del arquitecto local Jože Plečnik, quien durante la primera mitad del siglo XX fue plasmando su estilo en diferentes puntos de la ciudad, como el famoso puente triple (Tromostovje), al que añadió, en 1931, dos ramales destinados a los peatones, la Biblioteca Nacional Universitaria, o el puente de Trnovo, obras incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad.

Imagen principal - Castillo de Liubliana, Biblioteca Nacional Universitaria, estatua del Puente de los dragones
Imagen secundaria 1 - Castillo de Liubliana, Biblioteca Nacional Universitaria, estatua del Puente de los dragones
Imagen secundaria 2 - Castillo de Liubliana, Biblioteca Nacional Universitaria, estatua del Puente de los dragones
Castillo de Liubliana, Biblioteca Nacional Universitaria, estatua del Puente de los dragones
Andrej Tarfila y Rocío Jiménez

Lo mejor para ir descubriendo tanto la huella imborrable del que fuera alumno del famoso arquitecto Otto Wagner, como el resto de tesoros y monumentos es calzarse unas buenas zapatillas y echarse a andar. La ruta puede comenzar explorando su castillo que, construido hace unos 900 años por los Habsburgo en la colina más alta, se establece como el mejor mirador sobre la ciudad. Para llegar hasta aquí hay dos opciones, subir a pie o coger su moderno funicular de cristal. Una vez en la cima, lo mejor es recorrer los diferentes espacios de esta fortaleza medieval con calma, pues bajo sus muros se puede encontrar desde una exposición sobre la historia de Eslovenia, pasando por un museo de marionetas y varias salas históricas -como la capilla de San Jorge-, hasta la antigua prisión.

El paseo puede continuar por el casco histórico con parada en la plaza Prešeren, que toma su nombre del principal poeta del país, France Prešeren, y en la que se ubica además de una escultura en su honor, la iglesia barroca de la Anunciación, la plaza de Mestni Trg, donde se encuentra el Ayuntamiento y la fuente de Robba, que realizada en mármol por Francesco Robba en 1751 está dedicada a los tres mayores ríos de Eslovenia (Sava, Krka y Ljublkanica), y la curiosa calle Ključavničarska, atravesada por un reguero con más de 700 caras de bronce con enigmáticas expresiones por las que baja el agua de una fuente obra del escultor esloveno Jakov Brdar. También se puede cruzar el puente de los Carniceros, donde los enamorados sellan su amor con candados o visitar la catedral barroca de San Nicolás, del siglo XVIII y con exquisitos e imponentes frescos y esculturas barrocas en su interior.


Imagen de la plaza de Mestni Trg


rocío jiménez

Los mejores lugares para tomar el pulso a esta ciudad son las coquetas terrazas que se asoman a ambos lados del río Ljubljanica así como su Mercado Central, donde su fusionan algunos puestos ubicados al aire libre en torno a las plazas Vodnikov y Pogačarnev y una zona cubierta con vistas al río. Aquí, uno puede llevarse desde la comida del día, hasta productos típicos para regalar, entre los que se incluyen la miel eslovena de bosques vírgenes, el famoso potica, un pastel enrollado relleno de nueces, pasas o requesón, vino local o Prekmurska gibanica, una tarta con semillas de amapola, nueces, manzanas, pasas y queso cottage.


Imagen del Mercado Central con vistas al río Ljubljanica


rocío jiménez

Para bajar la comida, relajarse o seguir paseando es el Parque Tivoli, un espacio verde de 5 kilómetros cuadrados de superficie y una de las grandes razones por las que fue nombrada Capital Verde Europea en 2016. También se puede optar por un paseo en barco por el río, una opción más para apreciar cada rincón de este enclave.

Metelkova Mesto, el lado undeground de Liubliana

Si todo lo anterior sabe a poco, esta ciudad tiene un as bajo la manga más: el barrio de Metelkova Mesto. En esta zona de la ciudad fueron construidos a finales del siglo XIX barracones militares que fueron utilizados por el ejército austrohúngaro y que hoy día disfrutan de una segunda vida como centros culturales, edificios con diferentes manifestaciones artísticas urbanas, clubs y un curioso hostal llamado Celika, que ocupa una antigua prisión y cuyas habitaciones, las antiguas celdas, hacen un guiño a su pasado con rejas en las puertas. Además, están el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo Nacional de Eslovenia y el Museo Etnográfico Esloveno.


Imagen del barrio de Metelkova Mesto


dunja wedan

A este lugar se le suman otros espacios culturales como Cukrarna Gallery, una antigua refinería de azúcar reconvertida en sala de exposiciones y lugar de encuentro de intelectuales, el Center Rog, antigua fábrica reconvertida en un centro creativo con nueve laboratorios de producción, como carpintería, metal, joyería o textil o la Casa-museo Plečnik, la vivienda del arquitecto que se ha conservado tal y como era en su origen donde se exponen, además, planos, maquetas y bocetos de sus obras.

Para alojarse: Grand Hotel Union Eurostars

Ubicado en el centro de la ciudad, a unos pasos de la plaza de Presern, está el Grand Hotel Union Eurostars, un alojamiento emblemático construido en 1905 que ha acogido en sus más de 100 años de vida a numerosas personalidades del mundo del cine, la música, la política y la realeza, incluida la reina Isabel II, Bill Clinton, Chuck Norris y hasta el Dalái Lama.

Este edificio, claro ejemplo del estilo de la Secesión vienesa inscrito en el movimiento art Nouveau, dispone de un total de 111 habitaciones amplias y cómodas, entre las que destaca la Grand Union Suite que en sus más de 130 metros cuadrados incluye sala de estar-comedor con balcón, habitación con cama tamaño King size, dos baños completos, dos baños de visitas y una cocina. El precio de esta estancia está por unos 1.500 euros la noche, más o menos, pero no es necesario dejarse este dinero en una estancia ya que la noche parte en 150 euros en una habitación doble.

Imagen principal - Fachada del hotel, Grand Union Suite y cafetería Kavarna Union
Imagen secundaria 1 - Fachada del hotel, Grand Union Suite y cafetería Kavarna Union
Imagen secundaria 2 - Fachada del hotel, Grand Union Suite y cafetería Kavarna Union
Fachada del hotel, Grand Union Suite y cafetería Kavarna Union
Eurostars

El apartado gastronómico ofrece tres espacios, la cafetería Kavarna Union, que ha sido punto de encuentro único para amantes de la cultura a lo largo de los años y que permite además degustar bocados dulces acompañados de café o té, el bar-restaurante Atelje, que fusiona la cocina eslovena con la internacional y el restaurante Union, que ofrece una experiencia gourmet en un jardín privado.

El edificio incluye, además, un gimnasio, zona wellness con cabinas para tratamientos y masajes y una suite VIP completa con sauna de infrarrojos e hidromasaje, una piscina cubierta con vistas al castillo de Liubliana, una galería de comercial y el mayor centro de congresos de la ciudad con 21 salas multiusos con capacidad para hasta 800 asistentes.

Otros datos de interés

Para moverse: además de ir a pie, se puede optar por coger el tren eléctrico que propone una ruta turística circular conectando las principales atracciones o el Kavalir de Ljubljana, un pequeño vehículo eléctrico que recorre las zonas peatonales de forma gratuita.

Cómo llegar: actualmente no hay vuelos directos desde España –salvo en verano–, pero sí con una escala con opciones que rondan las 5,30 horas de viaje.

Para tener en cuenta: Desde la oficina de turismo ofrecen una tarjeta de uno, dos o tres días, con un precio de 36,44, y 49 euros respectivamente, con la que se puede conseguir diferentes beneficios como acceso gratuito a los museos, viajes gratis en autobús, Wi-Fi o un crucero por el río, entre otras cosas.

Una excursión: Aquellos que visiten la capital eslovena no pueden dejar pasar la oportunidad de acercarse al lago Bled y a su castillo, el cual está suspendido sobre un gigantesco promontorio.

Fuente: www.abc.es