FIESTAS DE LA SANTA CRUZ DE FERIA, COLORIDO Y DEVOCIÓN
En Feria las cruces no son de penitencia, sino de alegría. Se engalanan con miles de flores de papel. En las casas, se adecenta una habitación con tules y sedas para venerarla. Las niñas las pasean por las calles y les cantan coplas.
Todo ocurre unos días antes del 3 de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz. La fiesta se celebra en muchos puntos de España, pero en esta pequeña localidad de la provincia de Badajoz, tiene un sabor especial.
Maderos engalanados con miles de flores de papel
“Es una tarea laboriosa que las familias hacen en secreto durante todo un año y que no se desvela hasta el comienzo de las fiestas“
Quizá lo más singular está en la manera de vestir las cruces. Toni Portero es pregonera de las fiestas este 2022: «A la talla de madera se le incorpora un aro metálico, que va totalmente recubierto de ramos de flores. La flor se asemeja a una de las que hay en la naturaleza o puede ser inventada. Todo se hace de manera artesanal: los pétalos, los estambres, las varetas… El material más habitual es el papel, pero también se han ido incorporado otros como bayetas de limpieza, plastilina, botellas de plástico recicladas. Es una tarea laboriosa que las familias hacen en secreto durante todo un año, y que no se desvela hasta el comienzo de las fiestas».
Hay varias categorías: pequeñas, medianas, grandes, con andas y sin ellas. El madero suele decorarse con elementos relacionados con la crucifixión de Cristo: los clavos, las tenazas, la corona de espinas, las escaleras.
También se colocan pequeñas campanillas. El tintineo, cuando los vecinos del pueblo pasean las cruces por las calles, es uno de los sonidos características de las fiestas.
En las casas, los vecinos adecentan altares y las «cruces instaladas»
Las llamadas «cruces instaladas» se lucen durante las fiestas en algunas casas particulares. Los coritos (así es como se conoce a los vecinos de Feria) engalanan habitaciones como si fuesen templos. Adecentan bóvedas con sábanas bordadas, tules, telas de seda, recrean columnas, colocan peanas y, en medio, colocan su tesoro más preciado, la cruz.
También pueden contemplarse en el Centro Cultural. Hay unas 60 ó 70 cruces de varios estilos y colores. Un jurado elige las mejores, que después quedan expuestas durante todo el año en la Casa Museo de la Santa Cruz.
Como dice la copla ‘la cruz de la iglesia es la más bonita, porque tiene en el medio las esquilitas‘. Es el referente, una inmensa cruz con talla dorada y flores plateadas que sirve de modelo a todas las demás.
La procesión del 3 de mayo es un mar de colores
“Es todo un espectáculo ver el desfile de cruces de todos los colores, formas y tamaños“
Uno de los momentos álgidos es la procesión del 3 de mayo. «Es todo un espectáculo ver el desfile de cruces de todos los colores, formas y tamaños por las empinadas cuestas del pueblo. Con sus casas encaladas, las calles empedradas, a la sombra de un castillo del siglo XV», describe Toni. «Es donde más se demuestra la devoción por estas fiestas»
Al paso de la procesión, los coritos piropean las cruces. Lo hacen recitando poesías conocidas como «décimas». También cantan coplas de estilo mozárabe muy difíciles de entonar. Una de esas letras dice: «Tú eres la insignia, la más hermosa, que el día 3 de mayo, cubierta en rosa».
«La Entrega» es un auto sacramental que cuenta la búsqueda por pare de Santa Elena, madre del emperador Constantino, del ‘lignum crucis’ o madero en el que murió Cristo. Se representa cada 1 de mayo en la plaza del pueblo con actores locales. Su directora es María Jesús Gebrero: «La obra apenas tiene diálogo, la historia se va cantando a través de las coplas que interpreta un coro de mujeres».
Del culto romano del árbol-mayo a la devoción por la cruz florida
El origen de las fiestas es incierto. Preguntamos al presidente de la Hermandad de la Santa Cruz, Gregorio Serrano. «Se cree que provienen del rito romano en honor a la diosa Flora, que personificaba la exuberancia de la primavera. Con el paso del tiempo, la Iglesia sustituyó el culto del árbol-mayo pagano, por el culto al árbol-cruz«. La tradición también atribuye la implantación de la Festividad de la Santa Cruz en Feria a los Cuartos Condes de Feria, Don Pedro Fernández de Córdoba y Figueroa, y especialmente a su esposa, Ana Ponce de León, originaria de Marchena (Sevilla). «Nació un 3 de mayo de 1527, y parece ser que sentía un auténtico fervor hacia la Santa Cruz», asegura Serrano.
Para que no se pierda este rico patrimonio, cada año se organizan concursos de cruces, coplas, poesías y se celebran juegos florales. De ello se encargan dos organismos: la Hermandad de la Santa Cruz de Feria y la Comisión de Protección Patrimonial.