Iniesta, el futbolista querido por todos menos en San Mamés

«Frente a los ruidos y escándalos que en ocasiones se producen en torno a las grandes figuras del fútbol, el jugador azulgrana y ex de la selección española siempre ha sido reconocido como una persona humilde, discreta y generosa. Ni siquiera fue objeto en su trayectoria de las animadversiones propias de las rivalidades de los hinchas, gracias a su enorme deportividad», explica a ABC David Moscoso, Catedrático de Sociología del Deporte de la Universidad de Córdoba.

«Sociológicamente, quizá el hecho de proceder de familia rural y trabajadora, de padre albañil y madre regentando el bar familiar, hizo que viviera siempre con los pies en la tierra, con sencillez y modestia, sin olvidar su origen y manteniendo vivos los lazos familiares y amistades de la infancia. No en vano, el convertirse en principal accionista del Albacete Balompié no es más que una demostración de su agradecimiento por el apoyo que el equipo local le ofreció en sus inicios como futbolista».

«En resumen, Iniesta ha sido uno de esos grandes deportistas que han conseguido ganar el olimpo en el fútbol, pero de los pocos que lo han hecho viviendo con los pies en la tierra», analiza.

Solo hay un punto negro en esta bella historia, y es su relación con la grada del Athletic. En un duelo en San Mamés en 2011, Amorebieta le hizo una entrada y, aunque acabó expulsado, los aficionados vascos consideraron que Iniesta había exagerado en la caída. Poco después, en 2013, aseguró que el estadio era «uno más» en el fútbol español. Por ello, siempre fue pitado en Bilbao, aunque cuesta creer que las razones políticas nunca influyeran en esta animadversión.