La invisible palanca de competitividad en la nueva economía

La invisible palanca de competitividad en la nueva economía




Las empresas sienten cada vez más la obligación de cumplir determinados estándares de calidad y a su vez aspectos como la sostenibilidad y la digitalización introducen nuevas exigencias a las compañías. Por eso buscan certificaciones que les ayuden a cumplir con sus objetivos y les aporten credibilidad. Estas normas técnicas se han convertido en una herramienta clave para impulsar la competitividad de las empresas, el crecimiento económico y el acceso a otros mercados. «Los estándares indican cómo debe ser un producto, cómo debe prestarse un servicio o cómo debe gestionarse una organización para que sea segura y sostenible; y así, responder a lo que el consumidor espera de ellos. Por tanto, contribuyen al progreso compartido de la sociedad y a la creación de un mundo más seguro, sostenible y competitivo», explica Javier García, director general de la Asociación Española de Normalización, UNE, y vicepresidente de la Organización Internacional de Normalización, ISO.

Asegura, además, que los estándares son la base del comercio internacional. «Establecen unas reglas de juego comunes para todas las empresas, facilitando a los sectores económicos españoles el acceso a los mercados globales y las exportaciones; de hecho, más del 90% del comercio mundial está respaldado por estándares o regulaciones técnicas asociados, según el Departamento de Comercio de EE.UU.», puntualiza.

UNE es el organismo nacional de normalización, encargado de elaborar las normas en nuestro país y el representante español ante los organismos de normalización internacionales (ISO e IEC), europeos (CEN y Cenelec) y americanos (Copant). Las normas, de carácter voluntario en general, pueden ser de origen español (UNE), europeo (EN) o internacional (ISO e IEC). «España es un referente internacional en normalización, habiendo experimentado una destacada evolución en los últimos años, hasta gozar hoy de una extraordinaria reputación e influencia mundial», subraya García.

Desde UNE resaltan que los estándares aportan inteligencia de mercado, es decir, «ayudan a las organizaciones a anticipar cuáles serán las reglas del mercado en los próximos años, permitiendo gestionar las inversiones necesarias». Y lo consideran un elemento clave para la seguridad de los ciudadanos y para aportar certidumbre a los inversores sobre las prestaciones y el desempeño de las organizaciones. Además, los estándares tienen beneficios económicos para las empresas y la economía en general. «Un estudio de ISO concluye que la contribución de las normas al beneficio bruto de las empresas que las aplican supone hasta el 5% de sus ingresos anuales por ventas. Las normas contribuyen a mejorar un 13% la productividad y reducen un 7% los costes empresariales en España, según otro estudio del IEE. Desde el punto de vista macroeconómico, la aportación de las normas técnicas al crecimiento económico de España se estima en el 1% del PIB, «porcentaje muy similar al de los países más avanzados de nuestro entorno, según varios estudios internacionales», añade García.

Buena posición

Según el estudio The ISO Survey 2023 de la Organización Internacional de Normalización, ISO, «España se posiciona en el top 10 mundial en la implementación de normas técnicas ISO en ámbitos como gestión de la calidad, gestión ambiental, energía, seguridad y salud en el trabajo o tecnología de la información, entre otros», resalta José Magro, senior manager de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España.

Los datos reflejan que España se sitúa en sexta posición, seguida de Alemania, India, Japón, China e Italia, en la adopción de la ISO 9001, herramienta de gestión de la calidad más extendida en el mundo. 62.218 centros de trabajo españoles han implementado esta norma, según la información facilitada por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC). Con respecto a la Norma ISO 14001 de gestión ambiental, España ocupa la cuarta posición mundial (31.722 centros de trabajo). «Este estándar y el anterior están siendo revisados para adaptarse a las nuevas necesidades de las organizaciones, los avances tecnológicos y los desafíos cambiantes de la sociedad, en el marco de revisión periódica de las normas», añade. Y también resalta que nuestras empresas están interiorizando en su cultura corporativa la transición energética, situando a nuestro país en tercera posición en la adopción de la Norma ISO 50001 (4.969 centros).

Magro destaca la transparencia que existe en la elaboración de los estándares, donde se incluye una etapa de participación pública. Una vez empleados por las organizaciones, al obtener su certificado ISO previa evaluación por tercera parte, «las empresas pueden demostrar a sus clientes, socios y reguladores que cumplen objetivamente con los criterios incluidos. Los certificados también pueden ayudar a mejorar los procesos internos de una empresa, aumentar la eficiencia y reducir costes», indica Magro. Los certificados ISO y otros similares «son una herramienta valiosa para mejorar la reputación y el rendimiento de una empresa», matiza.

También para pymes

La tendencia actual muestra un aumento en la cantidad de pymes que adoptan estas herramientas. «Las pymes reconocen los beneficios que estas certificaciones brindan, tales como mejorar la eficiencia, reducir costes, aumentar la satisfacción del cliente y mejorar la imagen de la empresa», explica Magro. «Es relevante indicar que muchas grandes empresas requieren que sus proveedores cumplan con ciertos estándares de calidad, lo que hace que las pymes busquen estas certificaciones para poder competir», asegura.

Entre las normas de futuro en las que se trabaja está la ISO/UNDP 53001, que marca requisitos para implementar un sistema de gestión de los ODS, «Está en fase de desarrollo y su publicación está prevista para dentro de un año aproximadamente», avanza García. Será compatible con las otras normas internacionales de sistemas de gestión (ISO 9001, ISO 14001, ISO 45001), que millones de organizaciones aplican en todo el mundo, facilitando la consideración de los ODS desde la perspectiva empresarial.

Juan Cuéllar, subdirector de Competitividad de Cámara de España, recuerda que las normas ISO facilitan la operación y expansión de las empresas: proporcionan un reconocimiento global y facilitan la entrada a nuevos mercados y licitaciones públicas en países donde estos estándares son un criterio de elegibilidad y pueden ser parte de los requisitos para proveedores o socios, además de ayudar a las empresas a cumplir con regulaciones y normativas locales. «Actúan como una garantía de que la empresa cumple con estándares reconocidos, lo que genera confianza en socios y clientes», explica Cuéllar. Y para empresas multinacionales, las normas ISO permiten estandarizar procesos y operaciones en los países en los que opera, «lo que asegura coherencia en la calidad de los productos o servicios, independientemente del lugar de fabricación o prestación, reduciendo errores y mejorando la eficiencia operativa».

Las certificaciones son la mejor tarjeta de presentación en el ámbito internacional y, en muchos casos, incluso las voluntarias, son ya «requisito casi indispensable para poder exportar y acceder a determinados clientes. Por ejemplo la IATF es exigida por muchos fabricantes de automóviles globales: también las certificaciones IFS o BRC en el sector de la alimentación, la certificación Fair Trade en el sector agrícola y manufacturero…», afirma Cuéllar.

Fuente: www.abc.es