Las mociones de censura, alternativas de poder
Hay una frase de Mariano Rajoy en la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez al poder que recobra actualidad: «Usted necesita un dragón para presentarse como San Jorge». Una expresión que probablemente vale para describir las motivaciones que han movido a Vox a presentar su iniciativa de pasado mañana y para otras mociones que suelen ser habituales en las democracias parlamentarias de nuestro entorno. Baste decir que, desde la fundación de la V República en 1958 en Francia, los partidos han presentado más de cien mociones de censura. Sólo una vez prosperó: la que tuvo lugar contra el Gobierno presidido por Georges Pompidou en 1962. Sin ir más lejos, tras los disturbios en la calle durante los últimos días, la oposición ha presentado dos mociones contra el Gobierno designado por Macron. Ante la imposibilidad de sacar adelante en la Asamblea la reforma de las pensiones, el presidente de la República optó por recurrir el pasado jueves al decreto legislativo, una prerrogativa que le otorga la Constitución para aprobar una ley sin la convalidación del Parlamento . La primera moción ha sido presentada por el grupo centrista LIOT, liderado por Bertrand Pancher. A ella se ha sumado el bloque de partidos de la izquierda, encabezado por Jean-Luc Mélenchon, mientras que la segunda está impulsada por la formación de Marine Le Pen . Por imperativo legal, tienen que ser votadas en el plazo de 48 horas tras su formalización. De prosperar, el Gobierno de Elisabeth Borne tendría que dimitir, pero no el presidente de la República, elegido por sufragio directo. Todo indica que las dos van a fracasar. La sexta moción en España En España, se han votado cinco mociones de censura hasta la fecha: la de González contra Suárez en 1980, la de Hernández Mancha contra González en 1987, la de Pablo Iglesias contra Rajoy en 2017, la de Sánchez contra Rajoy en 2018 y la de Abascal contra Sánchez en 2020. La impulsada por Vox con Tamames como candidato será la sexta. Kohl derrotó a Smichdt en la moción alemana de 1982 ABC En nuestro país, como sucede en Alemania, la moción de censura es constructiva. La oposición tiene que presentar un candidato y un programa alternativo. Durante la República de Weimar, en el periodo de entreguerras, la Cámara podía derribar un Gobierno sin proponer un nuevo líder, lo que llevó a una proliferación de reprobaciones y a una fuerte inestabilidad política. La Constitución de 1949 estableció que, si la moción sale adelante, el canciller es cesado y el presidente nombra a un nuevo jefe del Ejecutivo. Esto es lo que sucedió en 1982 cuando los liberales retiraron su confianza a Helmut Schmid t, que fue r emplazado por el democristiano Helmut Kohl , que luego ganó las elecciones. Desde la Revolución de los Claveles y el final de la dictadura en Portugal , el número de mociones de censura asciende a más de 4 0. El Gobierno que preside el socialista Antonio Costa ha salvado dos a lo largo del último año. Esto es habitual en el vecino país. Passos Coelho, líder conservador, se enfrentó a cuatro y ganó las cuatro. La única que triunfó fue la presentada en 1987 contra el Gobierno de Cavaco Silva, que desembocó en una convocatoria de elecciones. Cavado revalidó su mayoría. En Israel, que adoptó el modelo alemán en 2014, la Knesset ha debatido frecuentes mociones de censura. La fuerte fragmentación política, con una decena de partidos en el Parlamento, favorece el recurso a este mecanismo para cambiar el Gobierno. Benjamin Netanyahu, el primer ministro, ha superado dos muy recientes. El propio Netanyahu perdió su cargo en una moción en junio de 2021 presentada por Naftali Bennet, líder de una coalición de centro izquierda. La votación estuvo llena de incidentes con la expulsión de varios diputados del Likud. Mark Rutte, el jefe del Ejecutivo holandés , también superó una moción de censura hace ahora dos años cuando fue acusado por la oposición de mentir al ocultar una negociación para formar un nuevo Gabinete. La peculiaridad de Holanda es que hay tres tipos de iniciativas para controlar al Gobierno: la llamada moción de queja, que supone el repudio de una decisión sin consecuencias, la reprobación, que impugna una política pero no fuerza automáticamente la renuncia del primer ministro, y la de censura, que desemboca en la dimisión del Ejecutivo. El dirigente antimusulmán y de extrema derecha, Gert Wilders, secundó 15 mociones de censura contra varios Gobiernos, cuatro de ellas, por iniciativa propia. Ninguna salió adelante. Desde mediados de los años 70, el Parlamento holandés ha debatido más de veinte mociones . La única que triunfó en ese país fue la presentada contra Hendrik Colijn en 1939, que tuvo que dimitir tras ser repudiado por el Parlamento que consideró que había abusado de sus poderes. La moción de censura no existe, salvo raras excepciones, en los países presidencialistas como Estados Unidos La moción de censura no existe, salvo raras excepciones, en los países presidencialistas como Estados Unidos. Allí el presidente es elegido directamente por los ciudadanos y cuenta con prerrogativas para promulgar medidas sin el apoyo de las Cámaras. Pero también el Senado puede vetar un edicto del presidente, como hizo en 2021 cuando bloqueó el presupuesto de defensa de Donald Trump. Lo que la Constitución regula es el llamado ‘impeachment’ :el procedimiento para destituir al presidente por traición, soborno u otro delito. La vaguedad de estos términos ha dado lugar a un debate jurídico sobre la necesidad de acotar esos conceptos. En los últimos 50 años, ha habido tres ocasiones en las que el Congreso ha procedido a impulsar el ‘impeachment’: contra Nixon, contra Clinton y contra Trump . En realidad, Nixon dimitió de su cargo en 1974 por las revelaciones del caso Watergate para evitar su segura destitución por el Senado. Acorralado por sus flagrantes mentiras al negar gravísimos delitos que había cometido en su mandato. En 1998, Clinton fue acusado de perjurio y obstrucción a la Justicia por la Cámara de Representantes. Los diputados consideraron que el presidente había mentido en la relación con una becaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky. Finalmente Clinton fue exonerado por el Senado. La última de estas tres mociones s e presentó contra Donald Trump en 2021 . El motivo fue la publicación de una serie de pruebas que sugerían que el presidente había pedido a Volodímir Zelenski que investigara al hijo de Biden por trato de favor en unos negocios. En la votación final en el Senado, sus opositores no obtuvieron las dos terceras partes requeridas para su destitución. Como sostiene el profesor Blanco Valdés, el ‘impeachment’ tiene un carácter esencialmente penal porque se juzga a los presidentes que han burlado la ley, mientras que en España y otras democracias parlamentarias la moción es de carácter político. Desde la declaración de independencia en 1776, en Estados Unidos ha existido un debate sobre el equilibrio de poderes y la necesidad de limitar las prerrogativas del presidente. En esa época, salvo en Inglaterra, los monarcas europeos gozaban de una autoridad absoluta y los parlamentos o asambleas de notables no podían fiscalizar sus decisiones. Ya en Grecia, cinco o seis siglos antes del nacimiento de Jesucristo, había tiranos que gobernaban las ciudades Estado. Eran oligarcas que, por consenso de la aristocracia o por la fuerza, regían la vida política y establecían las leyes. El más famoso fue el llamado Gobierno de los Treinta Tiranos en Atena s tras el final de la guerra del Peloponeso. Ha pasado a la historia por su crueldad y el asesinato de cientos de ciudadanos. Hay números filósofos griegos, como Aristóteles y Platón, que se plantearon los límites de los gobernantes Hay números filósofos griegos, como Aristóteles y Platón, que se plantearon los límites de los gobernantes. Mucho tiempo después, en el siglo XVI, Bodino sostuvo que la soberanía residía en el acuerdo de los hombres para buscar una autoridad, que era la del monarca, si bien había que obedecer sus designios. Los pensadores de la Ilustración propugnaron la división de poderes y defendieron la idea de una democracia popular, fundamentada en la soberanía nacional. La moción de censura es un desarrollo de las democracias parlamentarias a lo largo del siglo XIX. Podría considerarse que la primera fue la de junio de 1789 en Francia cuando el Tercer Estado se proclamó representante legítimo del pueblo en una abierta rebelión contra Luis XVI. Medio siglo después, en 1848, Luis Felipe de Orleans tuvo que abdicar tras la imposibilidad de obtener el apoyo de la Asamblea y una serie de revueltas. Macron ya ha superado media docena de mociones de censura, al igual que Jacques Chirac, que derrotó en cuatro ocasiones esta iniciativa de la oposición. También Mitterrand venció en el intento de la derecha de forzar su dimisión en 1983 cuando le acusaron de atacar la libertad de prensa. En Italia, son relativamente frecuentes las mociones de censura. Salvini presentó una contra el Gobierno de Giuseppe Conte, al que había apoyado hasta entonces. La propuesta forzó a Conte a dimitir al poner en evidencia que ya no tenía mayoría para seguir al frente del Ejecutivo. La más extraña de la historia La moción más extraña fue la llevada a cabo en 1994 por el radical Marco Panella contra el Gobierno de coalición presidido por Carlo Azeglio Ciampi, exgobernador del Banco de Italia. Panella no quería derribar al Ejecutivo de democristianos y socialista s, pero Ciampi evitó someterse a la votación y presentó su renuncia al presidente Scalfaro. Ello condujo a la convocatoria de elecciones generales. En Gran Bretaña, cuna de la democracia parlamentaria, han sido frecuentes las mociones de censura. Boris Johnson y Theresa May sobrevivieron a iniciativas presentadas por los laboristas. Pero quedaron muy debilitados y ambos tuvieron que renunciar posteriormente a sus cargos. Siendo jefe de la oposición, Jeremy Corbin, líder laborista, tuvo que afrontar una votación en el seno de su grupo parlamentario para poder seguir ejerciendo su autoridad. Es un caso insólito porque no es nada habitual que los diputados de un partido puedan decidir el futuro de su portavoz. Noticia Relacionada Ramón TAmames estandar No «La República sería el origen de plantear otra guerra civil» Juan Fernández-Miranda Ramón Tamames, presente en los Pactos de La Moncloa de 1977 en nombre del PCE, advierte al Gobierno sobre la ruta a seguir: «Los experimentos, con gaseosa» Su sistema electoral, en el que los votantes eligen directamente en cada distrito a su representante, favorece la autonomía de los diputados, que no están sometidos a mandato imperativo. Ello propicia la libertad de voto en las mociones de censura, lo que no existe en España, donde se aplica una férrea disciplina de partido . En nuestro país, se exige solamente una décima parte los de diputados del Congreso para impulsar una moción de censura. En Italia, basta también el 10% de miembros de las dos Cámaras. En Alemania, es necesaria la cuarta parte del Bundestag. En Perú, donde existe una fuerte inestabilidad política, se requiere un tercio de los congresistas. No hay que confundir la moción de censura con la cuestión de confianza, que permite al presidente del Gobierno solicitar el apoyo de la Cámara para refrendar su gestión. Es habitual en muchos países democráticos que el jefe del Ejecutivo proceda a pedir al Parlamento que le ratifique en el ejercicio del cargo cuando surge algún contratiempo importante. En casi todos los sistemas democráticos, la perdida de la confianza implica el cese del Gobierno y la convocatoria de elecciones si no hay alternativa. Hace casi cinco años, cuando Sánchez se convirtió en jefe del Gobierno tras ganar la moción contra Rajoy, el presidente saliente pronunció estas palabras: «Los españoles han dicho varias veces que no le quieren. Usted está buscando atajos para llegar al Gobierno». Atajo o no, la moción de censura en nuestro país es tan legal como ganar unas elecciones generales para presidir el Ejecutivo. No parece que Ramón Tamames pueda llegar a La Moncloa por este procedimiento , regulado en el artículo 113 de la Constitución. El martes lo veremos.