Locura de amor
Un amigo le preguntó a William Randolph Hearst cuánto había invertido en San Simeón. Respondió: «No tengo ni idea». El magnate de la prensa era una de las mayores fortunas de Estados Unidos en los años 20 cuando se construyó el complejo de cuatro edificios, 170 habitaciones, valiosas obras de arte, un teatro, una inmensa biblioteca, dos piscinas y un zoológico en una finca de cientos de hectáreas. Llegó incluso a comprar un monasterio cisterciense en Segovia y transportarlo en cajas hasta el condado de San Luis Obispo en la costa californiana, un paraje desde el que se divisa el Pacífico, el lugar elegido para la construcción. Optó por la arquitecta Julia Morgan para llevar a cabo el proyecto.El Castillo Hearst fue un tributo a la actriz Marion Davies , con la que mantenía una relación sentimental. Él había cumplido 55 años cuando la conoció y ella era una joven de 21 años. Hearst estaba casado y tenía seis hijos. Pese a que nunca se divorció, el vínculo se prolongó durante tres décadas. Duró hasta la muerte del dueño de ‘Los Angeles Examiner’ y de una cadena de 28 periódicos. Marion se casó tras fallecer su amante en 1951 y le sobrevivió diez años. Le fue fiel incluso cuando el empresario quebró tras la Gran Depresión. La actriz vendió sus joyas para ayudarle.Los gruesos muros de San Simeón escucharon las conversaciones de personajes como Churchill , Lindbergh, Clark Gable , Chaplin , Cary Grant y Howard Hughes , que fueron invitados a sus estancias. Desde 1972, el lugar es un monumento histórico protegido, abierto al público. Aunque una parte de su patrimonio fue vandalizado, se conservan cuadros, tapices y estatuas de su época de esplendor.Hearst era el propietario de una productora llamada Cosmopolitan, que contrató los servicios de Davies por 500 dólares a la semana en 1918. Hasta comienzos de la década de los 30, el millonario tuteló la carrera de su amante. Intervenía en los guiones, la selección de actores y quitaba y ponía directores, mientras se esforzaba en ocultar al público su relación sentimental con la actriz. La idea de levantar el complejo surgió para demostrar su amor y tenerla cerca. Davies alcanzó el éxito, pero sus días como actriz terminaron con la llegada del cine sonoro.Fue William Randolph Hearst la figura que inspiró a Orson Welles para hacer ‘Ciudadano Kane’ en 1941. Los paralelismos son tan obvios que Hearst intentó por todos los medios evitar su estreno. San Simeón es el Xanadú de la película en la que el protagonista apabulla con su riqueza y su poder, ciego de soberbia, a los invitados.En la última secuencia del filme, el arruinado Kane añora Rosebud , el trineo de su infancia, símbolo de la inocencia y la felicidad perdida que intentó desesperadamente encontrar en Xanadú, lo mismo que el magnate, su ‘alter ego’.Llegó a comprar un monasterio cisterciense en Segovia y transportarlo en cajas hasta el condado de San Luis Obispo en la costa californianaEl Castillo Hearst es la expresión de una pasión que llevó a su dueño incluso a matar a Thomas Ince, amigo y colaborador, al que quitó la vida por error al disparar su escopeta en un crucero. La esposa de Chaplin, testigo presencial, contó que Hearst apretó el gatillo por celos contra su marido, que al parecer flirteaba con Marion Davies. Ince se cruzó en su camino. El incidente fue encubierto mediante un falso certificado médico y la compra de testimonios amañados. El fiscal diagnosticó un colapso provocado por una indigestión.El hombre más poderoso de América después del presidente, el personaje que había instigado la guerra contra España en Cuba , el celoso amante que había destruido reputaciones y encumbrado a políticos corruptos, murió solo y abandonado en Beverly Hills , después de haber perdido su fortuna. Sólo le quedaba el amor de Marion Davies y los recuerdos de aquel Edén en San Simeón.