La Fiesta de los patios de Córdoba acerca al mundo una costumbre centenaria

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Hoy llega a nuestras ciudades un sistema de vivienda en el que varias familias conviven en un mismo edificio, donde existen espacios compartidos: lavandería, piscina, gimnasio… lo hemos bautizado con la acepción de origen inglés co-living, lo que vendría a ser vivienda compartida. Pero lo cierto es que no se trata de ninguna novedad que no existiese en la época de nuestros bisabuelos, abuelos, padres e incluso en la nuestra.

No hace tantos años, cuando las familias se trasladaban del campo a la ciudad y buscaban lugares asequibles donde establecerse, comenzó a aparecer un tipo de vivienda que planteaba exactamente estas condiciones: habitáculos independientes con habitaciones y salón, y habitáculos comunes como lavadero, cocinas o retretes. Se conocían en algunos sitios como corralas, y en otros como casas de muchos. A veces eran viviendas bajas, separadas por calles, y otras eran de uno o dos pisos, construidos en torno a un patio. Y es ahí, en el patio, donde se hacía vida en común, compartiendo el día a día.  





Patios de Córdoba

Córdoba, la de los patios en flor 

En Córdoba, esos patios han adquirido un sentido único. Desde hace mucho tiempo, se combatía el calor convirtiendo estos espacios en refugios climáticos avant la lettre para los vecinos. Para ello, llenaban con plantas las paredes e ideaban los más sofisticados sistemas de riego, ayudando así a refrescar el área común. Cada familia cuidaba de sus plantas, y cuando llegaba la primavera, eran testigos de la explosión de colores de las macetas en flor.  

Ante esta belleza, comenzó a convertirse en costumbre que cada edificio mostrara su patio a sus vecinos. Y poco a poco, la costumbre de abrir los patios para compartir con otros el fruto de su esfuerzo, fue tomando mayor relevancia, y atrayendo a miles de personas de todos los rincones del país, y del mundo. Hasta tal punto, que en 2012, la Unesco declaró la Fiesta de los Patios de Córdoba como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tres esculturas del artista José Manuel Belmonte nos lo recuerdan en las calles de esta ciudad: “La regadora”, “El abuelo y el niño” y “El pozo de las flores”.  

Fiesta de los Patios de Córdoba  

Rosario Ojeda vive con su familia en una de esas casas de muchos. Se trata de un edificio recuperado, que se ha destinado a vivienda social. Están en Diego Méndez 11, y ella y su marido se encargan del cuidado del patio. Allí nos han explicado, junto con sus vecinos Dermi y Rubén, que cuando hacen la Fiesta de los patios acostumbran a festejar juntos. Aunque no siempre se establecen los mismos vínculos con todos los vecinos, entre ellos son como una familia, comparten y se ayudan en lo que pueden.  





Rosario Ojeda vive con su familia en una de esas casas de muchos

Premio sobre premio 

Otro de los patios más conocidos es distinto al de las casas patio. En Marroquíes 6, 23 viviendas separadas por 6 calles conforman la comunidad de vecinos. Y allí el patio es precisamente el espacio que ocupan las calles que separan las “casitas” o apartamentos que el dueño ha alquilado a distintas familias, o también a talleres artesanos.  





Mari Ángeles Arquero vive aquí desde hace 24 años

Mari Ángeles Arquero vive aquí desde hace 24 años, y nos explica que, por ejemplo, en su caso, han alquilado varias viviendas porque una sola se les quedaba pequeña con el aumento de la familia.  Pilar Silva, otra de las vecinas, está jubilada. Las semanas antes de la Fiesta se dedica a diseñar cómo colgará las macetas que faltan en sus paredes. Y disfruta con cada clavel que, antes de temporada, comienza a florecer. 





Pilar Silva, semanas antes de la Fiesta, se dedica a diseñar cómo colgará las maceta

Veteranas y benjamines 

No sé cuántas macetas tengo, porque una vez, un señor me dijo que contar macetas traía mala suerte

Tinte 9 alberga uno de los patios más conocidos de Córdoba, el de Ana Muñoz. La llaman la veterana, la maga de los patios. Confiesa que ni cuenta las plantas que tiene “porque una vez un señor me dijo que contar macetas traía mala suerte”.  Siempre ha vivido aquí, con la familia de su hermana, y cuidaba el patio de forma privada. Hasta que un día, su sobrino, intercedió ante su hermana para que la dejara abrir el patio al público. Desde entonces, Ana se convirtió en una institución. Cuando falleció su hermana, las ganas de volver a abrir el patio la abandonaron. Y fue entonces cuando Rafaela, que había estado cuidando de la familia durante los últimos años, la animó.  





Des que su sobrino intercedió para que la dejara abrir el patio al públic, se convirtió en una institución

Hoy, es la que aprende de Ana cómo cuidar cada planta, y la ayuda a seleccionarlas, trasplantarlas, e incluso a pintar el patio para que luzca perfecto. Cuando abren los patios, para la Fiesta, Ana nos dice que todos los visitantes que pasan por aquí le desean mucha salud: “Y así estoy, con salud. Como todos me desean salud…”.

Pero si alguien representa el relevo generacional, ese es quizá el benjamín de los patios cordobeses: Santiago Hernández, de 28 años. Él cuida del pequeño patio de Zarco 13 como nadie.  





El benjamín de los patios cordobeses

Otros dedican un par de horas cada día al gimnasio. Pues yo las dedico a las plantas

Mientras dedica muchas horas al día a preparar oposiciones, su tiempo libre, dice, lo pasa en el patio: “Otros dedican un par de horas cada día al gimnasio. Pues yo las dedico a las plantas.” Reconoce aprender a diario de las personas mayores, y más que nadie, ha heredado el amor por las plantas de su abuela. Abrir el patio al mundo se ha convertido en el homenaje que quiere hacer, año tras año, a sus abuelos “que tanto lucharon por esta casa y por este patio” y disfruta ampliando la colección con nuevas plantas que trae de sus viajes. 

Abiertos todo el año 

Pero los patios de las casas particulares no están abiertos todo el año. Solo durante la Fiesta de patios de Córdoba. Aunque no faltan visitantes a esta bella ciudad. Para ellos hay también opciones de que conozcan estos espacios tan singulares durante todo el año. Lo pueden hacer en el Palacio de Viana, pagando su entrada, y disfrutando de una casa señorial que, poco a poco, fue anexionando viviendas vecinas hasta contar con un total de hasta 12 patios y un jardín. 





El Palacio de Viana se puede visitar pagando su entrada, y disfrutando de una casa señorial

Y, si quieren acercarse a uno de los barrios más característicos, en San Basilio 44 encontrarán abierto al público una antigua casa de vecinos propiedad de la asociación Amigos de los patios. En la planta baja varios talleres artesanos de filigrana cordobesa, cuero y abanicos trabajan de cara al público. Y también asociaciones culturales como “La cuarentuna”, o “La cofradía del salmorejo”, tienen aquí su sede. En el patio, un pozo, y la antigua cocina comunitaria. Y por todas partes, turistas.  





En la planta baja varios talleres artesanos de filigrana cordobesa, cuero y abanicos trabajan de cara al público

Fuente

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