Emigrar, más fácil que volver a España

Emigrar, más fácil que volver a España


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Ane pertenece a la generación que se machó de España durante la crisis económica. Estuvo trabajando en París, en comunicación para la OCDE, y volvió seis años después gracias a un programa de retorno del Gobierno Vasco, que ya no está operativo. Políticas de retorno que no están en todas las administraciones ni para todo tipo de oficios. Es el caso de personas como Jose, que volvió en diciembre de Estados Unidos y que siente que es más fácil irse de España que volver.

Ane tuvo la oportunidad de hacer seis meses de prácticas en la OCDE en París y, al acabar este periodo, le ofrecieron un primer contrato de medio año. “Para las condiciones francesas era algo precario, pero para España era increíble”, admite. Durante dos años estuvo encadenando este tipo de contratos cortos hasta que consiguió una plaza para más tiempo que le dio cierta estabilidad.

No decidió emigrar sólo por la falta de oportunidades en su sector durante la crisis, primaron sus ganas de irse al extranjero. “Yo me acuerdo de que sentía que me ahogaba en un vaso de agua aquí en 2011”, dice. Pero, seis años después, comenzó a echar de menos “la comodidad de una ciudad pequeña” como Pamplona, donde estudió, o Donosti, de donde es natural y a donde volvió en 2019.

La dificultad de volver a convivir tras la reagrupación familiar

Ane retornó a sus 28 años y en ese momento sentía que, si se quedaba, igual ya no se podía volver. “Al final, cuesta volver, porque has hecho una apuesta de un montón de años”, explica Ane. Haber hecho tu vida en el extranjero, haber formado incluso una familia, hace que muchos españoles en el extranjero no se planteen volver. 

Jose se encontraba en esta situación tras pasar toda su vida adulta en San Diego, California. Con 24 años “necesitaba un cambio” después de un año complicado y emigró con el objetivo tener su “aventura”. Se graduó en Business Administration (ADE) y, a partir de ahí, «siempre tenía algo más por hacer» que le impedía retornar. “No me quería volver a España sin trabajar en una multinacional americana”, explica Jose, que acabó trabajando seis años para Sony y otros nueve para Qualcomm.

“Compré propiedades, trabajé para dos multinacionales, me casé, me divorcié… Yo ya sentía que había vivido mi experiencia”, argumenta Jose, que con sus amigos bromea con que solo le falta escribir un libro. Esa sensación se juntó con la soledad que sintió tras el divorcio. Empezó a echar de menos Madrid, su familia y sus amigos, así que decidió volver a España a sus 44 años.

Volver con ‘políticas de retorno’

Ane no tenía “premura” para volver, le quedaban aún dos años de contrato cuando vio un tuit de Lanbide (Servicio Vasco de Empleo) en el que anunciaban el programa de Retorno Juvenil. “Justo lo que yo estoy buscando”, se dijo Ane en 2019. Esta iniciativa del Gobierno Vasco le daba ciertas garantías, ya que no iba a volver por “algo precario”

Este programa de retorno ponía en contacto a jóvenes menores de 35 años, que se apuntaban en una bolsa de personas “con voluntad de retorno”, con las empresas. A los trabajadores se les aseguraban un contrato mínimo de un año o indefinido y una ayuda para sufragar los gastos de desplazamiento para retornar. Por su parte, las empresas recibían una subvención que cubría “una parte significativa” del salario de la persona contratada.

Ane recuerda que no había “tanto perfil de comunicación”. Entonces, tuvo que ser ella la encargada de buscarse una empresa y darle a conocer el programa, que beneficiaba a ambas partes. A día de hoy, trabaja en la misma compañía, pero sin esta política de retorno, ¿Ane hubiera conseguido trabajo? Dice no poder asegurarlo, pero cree que “desde luego” hizo más atractivo su perfil.

Las políticas de retorno no solo ayudan a nivel laboral, también lo hacen, en gran medida, con gestiones relacionadas con el retorno. Ane contó con una persona específica que se ocupó del proceso administrativo. “El trato fue como muy humano”, comenta. Una ayuda que agradece porque, en sus palabras, “cuando estás fuera se te hace una montaña”

Volver sin una ayuda o plan de retorno

Jose se volvió en diciembre de 2023 y no ha contado con la ayuda de ninguna institución en su vuelta. En el momento que decidió retornar, se acercó a la embajada de España en Estados Unidos, en un “mar de dudas”, para solicitar consejo. Allí, le mandaron un enlace con la Guía del Retorno. “Ponte a leer todos los procesos, todos los papeleos. Te abruma un poco”, explica el madrileño, que añade que “eso mentalmente no te ayuda”.

La cantidad de trámites y la incertidumbre por dejar toda una vida atrás iba retrasando su vuelta. “Ha sido un tema mental mío de cuando dar el salto”, dice. Jose tuvo la suerte de contar con la ayuda de Volvemos, una organización privada que ayuda a emigrantes españoles a retornar. Ellos le ayudaron a “visualizarlo”, pero también en otros procesos, tanto administrativos, como otros referentes a cómo volver con sus dos perros o cómo negociar su salida de la empresa.

Según la experiencia de Jose, el Estado no te ayuda en esas fases. Por eso, él siente que “es muy fácil irse”, para lo difícil que es volver. Cuando se dio de alta en el censo de españoles residentes ausentes (CERA), su nombre desapareció de todos los sistemas de España, como el sistema de salud. Ahora bien, la baja consular no «hace nada de eso», según dice Jose, que considera que este último trámite “vale para enseñar cuando te vas a empadronar y poco más”. 

“El lobby de los emigrantes en España”

Cuando Diego Ruiz retornó de Berlín en 2016, tuvo una sensación parecida a la de Jose. “Me di cuenta de que las pocas políticas públicas de ayuda que había eran de ayuda a las personas que volvían para jubilarse”, dice. Entonces, creó ‘Volvemos’, empresa que dirige y con la que ayuda a personas de entre 30 y 45 años que quieren volver a España a trabajar. 

Su trabajo se basa en cinco servicios: orientación laboral, ayuda con los trámites administrativos, apoyo al emprendimiento, apoyo psicológico y apoyo a las personas que vuelven para teletrabajar. Según sus datos, en el último año han ayudado en su proceso migratorio a 825 personas, de las cuales han vuelto 450, un número que asciende hasta los 3.000 desde 2016.

Desde 2009, casi un millón de personas, muchos jóvenes cualificados, han emigrado al extranjero por la crisis. El gobierno prepara ahora una estrategia, el Plan de Retorno a España, para recuperar ese talento. Según dice, hará de intermediario entre empresas y emigrados.

Además, comenta, funcionan como “el lobby de los emigrantes en España”: “Los emigrantes no tenían a nadie que los representara y nosotros hacemos un poco de sus representantes aquí”, explica el fundador de Volvemos. En 2018, ayudaron al Gobierno de España a diseñar e implementar el plan de retorno “Un país para volver”, que se publicó en el BOE en 2019. Una prueba piloto que, según Diego, se abandonó en 2020 con la pandemia: “A nosotros se nos dijo que eso había dejado de interesar y, por eso, se cerró”, revela Diego, que defiende que el plan obtuvo buenos resultados.

¿Qué política de retorno hay en la actualidad?

Desde la Dirección General de la Ciudadanía Española en el Exterior y Políticas de Retorno, explican a RTVE.es que el Plan de Retorno aprobado en 2019 sigue vigente, pero que “hubo que acometer una reorientación para adaptarlo al nuevo contexto sanitario, económico y social”. Además, inciden que en los últimos tres años sí han actuado en la materia, por ejemplo, impulsando la Oficina Española del Retorno como “Ventanilla Única” para los españoles emigrados que quieren retornar a España.

El Gobierno también está pendiente de aprobar una serie de “medidas estratégicas”, según informan desde la mencionada Dirección General, que se encuentran dentro del Reglamento de Ciudadanía Exterior y Políticas de Retorno, pendiente de aprobar. Entre las principales acciones está la reactivación de la Oficina Española de Retorno, un servicio de asesoramiento laboral personalizado y apoyo a los “nómadas digitales” retornados.

Por su parte, Diego, que critica que desde 2019 «no ha habido ninguna política pública de retorno relevante a nivel nacional», pone el foco en el derecho a volver. “Se habla de cómo recuperar a cierto profesional, de determinadas titulaciones, de determinadas áreas de conocimiento, pero no se habla del derecho a que tu país haga políticas para que la gente vuelva”, explica. El artículo 42 de la Constitución Española dice que el Estado «velará» por los españoles que trabajan fuera y “orientará su política hacia su retorno”.

¿Cómo es la vuelta?

Ane cree que este tipo de políticas de retorno son útiles. “Cuando te pones a pensar te preguntas: ‘¿cómo voy a hacerlo?’ Entonces, si hay algo que te facilita el volver y que te pone en valor, mejor”, concluye. Ella, gracias al programa de Euskadi, consiguió trabajo, en el que continúa a día de hoy y donde está “muy contenta”.

Encontrar un piso en París es un infierno, pero Donosti no es mucho mejor”, dice Ane, que al llegar tuvo problemas para acceder a una vivienda. Una situación que también ha vivido Jose, ya que al ver sus nóminas de Estados Unidos le llegaron a pedir hasta seis meses de depósito. 

Jose está en el proceso de conseguir certificado de emigrante retornado, un trámite que le permitiría acceder al subsidio por desempleo para emigrantes retornados. El madrileño no va a pedir esta ayuda, de apenas 400 euros, va a vivir de sus ahorros hasta encontrar trabajo. Por eso, reconoce que una persona con menos recursos tendría difícil retornar. 

“Lo ideal hubiera sido haber empezado a buscar trabajo cuando estaba allí, pero necesitaba cerrar esa página y poner mi vida en orden aquí”, explica. Ahora se encuentra en el proceso de hacer entrevistas con empresas, con la ilusión de “ver cómo está el mercado laboral en España”, aunque admite estar sufriendo el choque cultural inverso.

¿Qué pasa con el talento científico?

El Gobierno ha escuchado las reivindicaciones de los científicos españoles en el extranjero, como aumentar el número de contratos Ramón y Cajal, según el vocal de la Comisión de Atracción y Retorno de Talento de RAICEX (Red de Asociaciones de Investigadores y Científicos Españoles en el Exterior), Carlos Pascual.

Aun así, afirma que España aún está a «años luz» en términos de atracción y retorno de talento. Pascual argumenta que el sistema científico español es precario porque no hay «un compromiso de estabilidad o de consolidación».

Además, como critica Pascual, «otra traba ha sido la homologación de títulos» que son expedidos fuera del sistema educativo español. También pone como ejemplo los criterios de selección de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) para acceder a una plaza como profesor universitario. «Si una persona está en el exterior, hay muchas cosas que no se valoraban adecuadamente. Por ejemplo, si una persona está contratada en otro país por una institución extranjera, esa experiencia no se considera como movilidad», explica.

Fuente

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